Ostracismo griego

En primer lugar expulsaron de la ciudad al mismo Temístocles, empleando contra él lo que se llama ostracismo, de acuerdo con la legislación de Atenas tras la eliminación de la tiranía de los Pisistrátidas. La ley era del modo siguiente: cada uno de los ciudadanos escribía en un trozo de barro cocido (ostrakon) el nombre de aquél que, en su opinión, tenía el mayor poder para derrocar la democracia. El que recibía el mayor número de ostraka era obligado a abandonar la patria durante cinco años. Parece que los atenienses habían puesto en vigor esta ley no para castigar las malas acciones, sino para lograr que los pensamientos de los poderosos fueran más humildes a causa del exilio. Así, Temístocles fue condenado al ostracismo y se exilió en Argos.

Diodoro Sículo escribió sobre el ostracismo en el siglo I D.C.


 

El ostracismo era un procedimiento político, una curiosa ley de la antigua democracia ateniense que permitía desterrar temporalmente a un ciudadano considerado peligroso para el bienestar público de la polis o culpable de acumular un exceso de poder.

Era un sistema de gobierno impuesto para evitar la acumulación de poder en unas pocas personas y se implementó una forma de evitar que esto sucediese mediante una votación popular, en la que los ciudadanos decidían si alguien debía ser condenado al destierro por sus malas acciones o por la intención de hacerse con el poder de manera ilícita.

Ostracismo proviene de la palabra "Óstrakon", en plural "óstraka", que significa literalmente trozo de vasija  (cáscara de huevo, caparazón de tortuga, caparazón en general).


El proceso se iniciaba con una votación realizada de forma anual mediante la que se preguntaba a la asamblea ateniense si se quería realizar alguna expulsión.

Los asistentes votaban si o no y si la mayoría se decantaba por el si, se iniciaba el proceso.

Dos meses después, se procedía a una nueva votación en la que cada hombre debía escribir sobre estos trozos de cerámica, a modo de papeleta electoral, con un objeto punzante el nombre del político que era un potencial peligro para la comunidad, introducían los trozos en una vasija y al terminar la volcaban y el nombre que mas hubiese salido, era el político condenado al destierro.

Estos trozos cerámicos eran restos de vasijas y otras piezas que se tiraban en un vertedero en el barrio de los alfareros, el famoso "Cerámico" que estaba debajo de al Acrópolis, donde se reunía la asamblea.

Para la condena se necesitaban 6.000 votos y el condenado tenia diez días para abandonar Atenas y no volver en los siguientes diez años.
De esta forma un hombre libre, ciudadano de Atenas, era condenado al destierro sin necesidad de haber cometido delito alguno, sin acusaciones, sin juicio y sin posibilidad ninguna de recurso por su parte.

Se respetaban sus títulos y propiedades para cuando regresara, pero no podía hacerlo antes de una década, salvo que la ciudad le reclamara por algún motivo.
Se les consideraba apartados, pero no condenados, era una medida política, no judicial.

 

La ley o institución del ostracismo fue decretada al expulsar al último tirano, Hipias, y terminar con la tiranía en el año 510 A.C.
Para mantener el nuevo orden democrático establecido, Clístenes, padre de la democracia ateniense y gran reformador, instaura el ostracismo como institución defensiva frente al restablecimiento de la tiranía junto a otras medidas como establecer como institución suprema a la "Ekklesia" o asamblea de todos los ciudadanos.


En la Atenas democrática del siglo V A.C. era una relevante institución política, que salvaguarda su sistema democrático de gobierno de enemigos internos.    

Algunos personjaes importante de la historia de Atenas sufrieron esta condena, como Arístides, Temístocles, Cimón, Tucidides y Jantipo. 


Estaban en la operación de escribir las conchas, cuando se dice que un hombre del campo, que no sabía escribir, le alcanzó una a Arístides, a quien casualmente tenía al lado, y le encargó que escribiese Arístides; y como éste se sorprendiese y le preguntase si le había hecho algún agravio: “Ninguno —respondió—, ni siquiera le conozco, pero ya estoy fastidiado de oír continuamente que le llaman el justo’". Oído esto, Arístides nada le contestó y escribiendo su nombre en la concha, se la devolvió.
Plutarco escribe en sus "Vidas paralelas:Arístides, VII" a propósito de la condena de Arístides en el año 484 A.C.

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