El nudo gordiano

Cuando todavía era un pobre campesino que criaba ovejas y cultivaba uvas, Gordias se había sorprendido un día al ver una águila real (en algunas versiones es un cuervo) posarse sobre la vara de su carro de bueyes,  pero  continuó conduciendo su tiro a  su destino , Telmiso en Frigia, donde había un oráculo digno de confianza al cual consultaría sobre el águila.
En las puertas de la ciudad de encontró con una joven profetisa la cual, al ver el águila real todavía posada sobre la vara, insistió en que debían de ir al rey para que este ofreciese sacrificios a Zeus de inmediato.

- Déjame ir contigo, campesino -le dijo la profetisa-, para asegurarme de que elija las víctimas correctas.
- No faltaba mas - respondió Gordias-. Pareces ser una joven sabia y considerada. ¿Estás dispuesta a casarte conmigo?.
- En cuanto hayan sido ofrecido los sacrificios - respondió ella.

Entretanto el rey de Frigia había muerto inesperadamente, sin dejar descendencia, y el oráculo anunció:

- Frigios, vuestro nuevo rey se está acercando con su futura esposa, sentado en un carro de bueyes.

Cuando el carro entró en la plaza del mercado de Telmiso, el águila inmediatamente atrajo la atención popular y Gordias fue aclamado unánimemente como rey.
En agradecimiento, dedicó el carro a Zeus, junto con su yunta, que había atado a la vara de una forma peculiar.
Entonces el oráculo declaró que quien descubriese la manera de deshacer el nudo se convertiría en el señor de toda Asia.
Por consiguiente la yunta y la vara unidas por el nudo, fueron despositados en al acrópolis de Gordion, ciudad fundada por Gordias, donde los sacerdotes de Zeus los guardaron delosamente durante siglos, hasta que llegó Alejandro el macedonio.


Frigia fue una antigua región de Asia Menor que llegó a ocupar la mayor parte de la península de Anatolia.
A  mediados del siglo VIII A.C., este reino de Frigia, alcanzó un rápido apogeo  y se convirtió en un importante centro comercial de Asia Menor gracias a la acción de su rey Gordias, que también fue el "padre" del mítico rey Midas, aquel cuyas riquezas inspiraron la leyenda de que transformaba en oro todo aquello que tocaba.
La capital del reino adquirió el nombre de su fundador, Gordion.


El primer Gordias conocido fue el campesino de la leyenda, supuestamente del siglo IX A. C. Los descendientes de estos reyes frigios, que conservaron el trono durante generaciones, tomaron los nombres de Gordias y Midas alternativamente, y  se convirtieron en los nombres usados por la realeza en al historia mítica de Frigia.
Esta costumbre hizo que el primer Midas fuese tomado equivocadamente como hijo biológico de Gordias.




Como cuenta la leyenda,  la carreta fue conservada en la acrópolis, con su yugo asegurado en un intrincado nudo, llamado nudo gordiano, del que no se podían ver los dos extremos de la gruesa cuerda con que estaba hecho.
Un oráculo predijo que quien desatara aquel nudo se convertiría en el amo de Asia.


Alejandro el macedonio, apodado el Magno tuvo conocimiento de la existencia del nudo y de la leyenda que lo acompañaba y tras la batalla del Gránico, en el año 334 A.C., contra el imperio persa, del que Frigia formaba parte, el conquistador macedonio quiso ver el carro y su nudo, atraído por su fama y por la importancia del vaticinio del oráculo, esperando beneficiarse con la consecución del desafío.


Sabía de sobra que fuera verdad o mentira aquella profecía, si lograba deshacerlo, el factor psicológico que tendría ese acto sería tan poderoso como un ejercito.
Se dirigió al templo de Zeus donde le pusieron frente al yugo con el nudo intacto. Intentó deshacerlo y una y otra vez  buscó un cabo de donde tirar, un hueco entre la ligazón, un punto débil en el endurecido cuero pero el nudo resistió a todos sus intentos.
Alejandro agotó su paciencia, no sería un nudo quien detuviera sus vertiginosas conquistas ni pusiera en tela de juicio su capacidad para conseguir cuanto quisiera y cuando todo el mundo pensaba que desistía, sacó su espada y de un solo tajo cortó el nudo en dos diciendo:
 
- Es lo mismo cortarlo que desatarlo, esta es la manera dictada por el sentido común de conseguir una cosa que se desea.


Los sacerdotes en parte por asombro y en parte por miedo, dieron por bueno aquel lance y no se atrevieron a discutir tan peculiar manera de resolver el asunto, bendiciendo la resolución del nudo gordiano.
El camino hacia la total dominación de Asia quedaba despejado.

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