Me ha costado un "ojo de la cara"

¿Cuántas veces habremos dicho que algo nos ha costado un ojo de la cara?, pero, ¿de dónde proviene dicha expresión?.
En el siglo XVI, durante las expediciones para explorar y conquistar “las Indias”, el conquistador manchego Don Diego de Almagro perdió un ojo por culpa de una flecha en el asedio de una fortaleza Inca. Al regresar a España se presentó ante el rey Carlos I y al despachar sobre la acometida en las nuevas tierras de la corona Don Diego se lamentó que:

"El negocio de defender los intereses de la corona le había costado un ojo de la cara".
Se supone que insistió tanto en el hecho de haber perdido el ojo que pronto esta frase se difundió rápidamente entre la corte, los soldados y el pueblo, llegando así hasta nuestros días.

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