Lita Albuquerque, la escultora, instaló en Diciembre del año 2006, noventa y nueve esferas azules de distintos tamaños que reproducen con exactitud el mapa estelar visible sobre el cielo de la Antártida durante el solsticio de verano.
Para el 22 de Diciembre, cada una de las esferas del Stellar axis, así se llama la obra, que fueron fabricadas a escala y con un material biodegradable, estuvieron alineadas muy cerca de la estación antártica de McMurdo, ubicada a unos 3.500km al sur de Nueva Zelanda, con las estrellas que brillaron ese día sobre la isla de Ross y el Polo Sur.
La idea de la obra era una especie de “proyección” del cielo austral con la que la escultora, pretendía recrear “el hecho de que no somos un planeta aislado en el vacío sino rodeado de un enorme sistema de estrellas”.
Según la escultora, que se declara inspirada por los megalitos contruídos por nuestros antepasados hace milenios, las esferas azules de la obre, pretenden ser una especie de obra a escala planetaria.
También prentede despertar la conexión más profunda de los humanos con el resto del Universo, una conexión y una pequeñez a escala universal que el hombre moderno parece haber olvidado.
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