El hombre vagaba buscando caza y recolectando frutos allí donde los hallaba. Cuando un grupo humano llegaba a una zona rica en caza o en vegetación comestible, establecían campamentos temporales hasta agotar los recursos, pero algunos se encontraron con parajes especialmente fértiles.
Descubrieron que algunos vegetales, como la cebada y el trigo silvestres, crecían de nuevo cada año y empezaron a
establecerse en las zonas donde los encontraban, surgiendo campamentos estables o poblados dedicados a la caza y la recolección.
Con el tiempo, descubrieron que era posible ayudar a la naturaleza de algunas formas, surgiendo de esta manera la agricultura.
Es así como el hombre se hizo sedentario.
Uno de los orígenes de este cambio lo podemos encontrar en el
cambio climático que se produjo. Estaba
terminando la última glaciación y los animales dominantes eran más
pequeños que antes (ya no se podían encontrar mamuts).
Se podían
encontrar, además, muchas más especies de vegetales en tierras más
fértiles.
Tal vez los ejemplos más antiguos de este tipo de poblados (aunque no muy numerosos al principio) son una serie de asentamientos escalonados en el tiempo en el noreste de África, en el actual Egipto, los primeros de los cuales datan de hace 19.000 años. Al parecer, sus habitantes recogían anualmente cosechas de cebada y trigo silvestres.
Por aquel entonces todo el norte de África era una selva rica en fauna y vegetación, pero pronto terminaría el periodo glaciar y comenzaría un proceso de desertificación que originaría el desierto del Sahara. No obstante, la zona noreste continuó siendo fértil mucho tiempo gracias al río Nilo, por lo que muchas tribus se establecieron a su alrededor y se produjo alimento.
Otra zona donde hay indicios tempranos de recolección de cereales es la costa más oriental del Mediterráneo, lo que hoy es Palestina.
Se han encontrado restos de hace 15.000 años que demuestran que en esta región el hombre había aprendido a moler el grano y fabricar pan.
Palestina formaba parte de una zona de condiciones especialmente favorables, conocida como la media luna fértil. Se trata de una región que, como indica su nombre, tiene forma aproximada de media luna. Su parte mas occidental es Canaán.
La media luna fértil avanza hacia el este por el llamado corredor sirio y luego desciende hacia el sur siguiendo el curso de dos ríos que fluyen paralelamente: el Éufrates y el Tigris, que finalmente se unen poco antes de desembocar en el Golfo Pérsico. En la antigüedad el mar cubría una extensión mayor de terreno, de modo que el Éufrates y el Tigris tenían desembocaduras separadas. La tierra comprendida entre los dos ríos (y, por extensión, sus alrededores) se conoce como Mesopotamia (la tierra entre ríos). Mesopotamia limita al este con los montes Zagros.
Se conocen restos de cazadores-recolectores que poblaron los montes Zagros, al norte de Mesopotamia, hace casi 13.000 años.
Se abre así una última fase del periodo paleolítico conocida como mesolítico. Las primeras manifestaciones de este período son las que hemos comentado, pero la cultura mesolítica en si, sólo empezó a ser representativa desde hace unos 12.000 años, es decir, desde el X milenio, momento en el que se considera que empieza el último periodo de la era cuaternaria: el holoceno. De esta época se conservan poblados palestinos con cabañas circulares semisubterráneas de madera, adobe y piedra.
El Mesolítico es una época de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Su nombre proviene del griego ("mesos" significa medio y "lithos", piedra, que se refiere a la Edad de Piedra que forman estas tres eras).
Se trata de una importante evolución en la psicología y la mentalidad de estos humanos, quienes comprendieron que colaborando entre sí podrían alcanzar fines superiores y más duraderos que el de la autosatisfacción.
Se comenzaron a emplear perros para cazar, por lo que las presas tendieron a ser de menor tamaño, como el ciervo o el jabalí.
En el IX milenio se da por terminada la cuarta glaciación.
La cultura mesolítica se extendió desde Palestina hasta Siria siguiendo la media luna fértil.
Mientras el noreste de África permaneció en estado mesolítico durante varios milenios, en el Oriente Próximo se produjeron cambios relativamente rápidos.
Los hombres sedentarios tuvieron ocasión de estudiar más a fondo el comportamiento de las plantas y los animales. Lentamente, descubrieron que era posible retener y alimentar a algunos animales en lugar de matarlos, de modo que se podía disponer de su carne cuando fuera más necesaria. Hay indicios de que por esta época, en un asentamiento que más tarde sería la ciudad de Jericó, ya se había domesticado el carnero. Poco a poco, los hombres de la parte occidental de la media luna fértil se hicieron pastores y agricultores.
Los que optaron por reunir animales y apacentarlos se encontraron con que tenían que viajar de un sitio a otro en busca de pastos, lo que les llevó a abandonar los poblados y convertirse en pueblos nómadas. Por el contrario, los agricultores debían permanecer junto a sus tierras, las cuales requerían toda clase de trabajos y cuidados. Formaron poblados más firmes y numerosos, pues, por una parte, la tierra trabajada proporcionaba alimento para más personas y, por otra, necesitaban defenderse de las fieras y de otros pueblos nómadas que no tenían escrúpulos de llegar y llevarse sin esfuerzo el fruto del trabajo ajeno.
Todo esto trajo un cambio de visión de la vida y los elementos de la naturaleza, también implicó la necesidad de crear jerarquías en el grupo.
La mejora relativa de la calidad de vida, y el sedentarismo, trajo como consecuencia un importante aumento poblacional, también favorecido por el fin de la Era Glaciar, y el surgimiento de un clima más templado.
El arte también evolucionó, por lo que se crearon bellas esculturas, algunas de las cuales aún se conservan. Sin embargo, no hay acuerdo entre los historiadores sobre la fecha en que este nuevo arte surge. En su mayoría, las obras son piedras de canto rodado, bellamente decoradas con bajorrelieves en forma de guardas, puntos y barras, de forma homínida. Muchos tesoros arqueológicos se conservan en lo que se conoce como Abrigos rocosos, horadaciones en la piedra que no llegan a ser cavernas, por su escasa profundidad, pero que tienen un resguardo considerable del clima y la erosión, por lo que se convirtieron en verdaderas cámaras de preservación del arte Mesolítico.
Se comenzaron a emplear perros para cazar, por lo que las presas tendieron a ser de menor tamaño, como el ciervo o el jabalí.
La cultura mesolítica se extendió desde Palestina hasta Siria siguiendo la media luna fértil.
Mientras el noreste de África permaneció en estado mesolítico durante varios milenios, en el Oriente Próximo se produjeron cambios relativamente rápidos.
Los hombres sedentarios tuvieron ocasión de estudiar más a fondo el comportamiento de las plantas y los animales. Lentamente, descubrieron que era posible retener y alimentar a algunos animales en lugar de matarlos, de modo que se podía disponer de su carne cuando fuera más necesaria. Hay indicios de que por esta época, en un asentamiento que más tarde sería la ciudad de Jericó, ya se había domesticado el carnero. Poco a poco, los hombres de la parte occidental de la media luna fértil se hicieron pastores y agricultores.
Los que optaron por reunir animales y apacentarlos se encontraron con que tenían que viajar de un sitio a otro en busca de pastos, lo que les llevó a abandonar los poblados y convertirse en pueblos nómadas. Por el contrario, los agricultores debían permanecer junto a sus tierras, las cuales requerían toda clase de trabajos y cuidados. Formaron poblados más firmes y numerosos, pues, por una parte, la tierra trabajada proporcionaba alimento para más personas y, por otra, necesitaban defenderse de las fieras y de otros pueblos nómadas que no tenían escrúpulos de llegar y llevarse sin esfuerzo el fruto del trabajo ajeno.
Todo esto trajo un cambio de visión de la vida y los elementos de la naturaleza, también implicó la necesidad de crear jerarquías en el grupo.
La mejora relativa de la calidad de vida, y el sedentarismo, trajo como consecuencia un importante aumento poblacional, también favorecido por el fin de la Era Glaciar, y el surgimiento de un clima más templado.
El arte también evolucionó, por lo que se crearon bellas esculturas, algunas de las cuales aún se conservan. Sin embargo, no hay acuerdo entre los historiadores sobre la fecha en que este nuevo arte surge. En su mayoría, las obras son piedras de canto rodado, bellamente decoradas con bajorrelieves en forma de guardas, puntos y barras, de forma homínida. Muchos tesoros arqueológicos se conservan en lo que se conoce como Abrigos rocosos, horadaciones en la piedra que no llegan a ser cavernas, por su escasa profundidad, pero que tienen un resguardo considerable del clima y la erosión, por lo que se convirtieron en verdaderas cámaras de preservación del arte Mesolítico.
Se puede decir que durante el Mesolítico surgió la civilización tal como la conocemos hoy en día.
Gracias a la
agricultura se creó un excente de alimento y la gente pudo empezar a
dedicarse a otras labores a parte de conseguir comida, propiciando la
especialización. Esta etapa acabó con la expansión de la agricultura a
la mayoría de las tierras habitadas y la creación de herramientas para
llevarla a cabo.
Como se trata de una época de transición entre el
nomadismo y el sedentarismo, no se puede establecer su fin en una fecha
determinada, pero oscila entre el 9000 A.C en el próximo oriente hasta
el 4000 A.C en las zonas de la Europa occidental.
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